“Dicen que el amor de madre es lo más fuerte que existe y que no se puede describir hasta que se experimenta. Aquello que se vive no es otra cosa más que la vida”

La etapa del embarazo es una de las experiencias más significativas por las que pasa la mujer a lo largo de su vida. Un duro camino que recorrer, varios meses de incertidumbre e inestabilidad, que quedan compensados al ver la carita del bebé que acaba de llegar. Todo lo anterior se acaba olvidando en una nebulosa pasajera. Si muchas madres repiten, será por algo, ¿verdad?

Durante todo ese tiempo, sentimos mucha curiosidad y surgen preguntas de todo tipo, especialmente sobre qué es lo que más va a cambiar en esta etapa. Quienes han pasado por ello, responden con sinceridad y con una sola palabra: todo. Esto es cierto, cambia todo.

Por un lado, el cambio más evidente se produce en el cuerpo, que ya no volverá a ser el mismo: crecerá todo. El vientre, las piernas, la cara, incluso los pies. “¿Por qué ya no me sirven mis tacones?, casi que me podrían contratar para el circo…”, es lo que muchas futuras mamás piensan.  Aún así, no tenemos más que mirarlas para saber qué nunca han estado más guapas. ¿Por qué será? Todas están tan resplandecientes con tanta luz en sus ojos, que todos esos cambios quedan aislados.

Por otra parte, los cambios emocionales también se delatan. Surgen nuevos caprichos o antojos que eran antes inimaginables, los cambios de humor constantes, la actitud… por ello es importante saber llevar el día a día, no sólo para ella misma, sino para todo aquel que la rodea.

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