“Toda la ayuda necesaria para quienes deciden dar un paso tan importante”
Erase una vez, en un reino no tan lejano, en una época en la que había vehículos de hierro motorizados, la comunicación instantánea y a larga distancia era posible, había nuevas curas para enfermedades… una pareja recibió la noticia de que iban a tener un bebé. En un principio sintieron la mayor alegría que se puede experimentar nunca, después ansiedad y por último la incertidumbre de no saber qué va a ocurrir.
Durante varios meses los futuros padres no hicieron otra cosa que tratar de cuidar a su bebé, que aunque aún no hubiera nacido, ya les daba quebraderos de cabezal. Sabían que la preocupación por que le pudiera pasar algo, duraría toda su vida.
Una amiga que acaba de tener un hijo les habló de una opción que ella había elegido y con la que se sentía más segura: la conservación de células madre del cordón umbilical. En el caso de encontrarse con algo “inesperado” en el futuro, tendría una opción para tratar a su pequeño. Los padres, algo desconfiados por el proceso, decidieron contactar con la empresa con la que lo había hecho su amiga para resolver dudas y poder conocer de forma más detallada en qué consistía aquella novedad. Los especialistas de la empresa, les aconsejaron que, si tenían dudas, podían acudir sin ningún problema para ver las instalaciones y conocer de forma totalmente transparente y sin trabas el proceso.
Después de una visita de lo más agradable, los padres se quedaron encantados y vieron resueltas todas o casi todas sus dudas, así que decidieron dar el paso de la contratación. Además, se pudieron servir del Programa Amigo con el que su amiga, gracias a su recomendación, podría tener más facilidades. Después, solicitaron que les enviaran el Kit de Extracción de la muestra, e informaron a su ginecólogo para que tuviera en cuenta su deseo de conservar las células madre del bebé y pudiera realizar el proceso tras el parto.
Tras muchos meses de espera, por fin llegó el gran día en el que los papás recibieron en sus brazos a la pequeña Lucía. A pesar de haber nacido por cesárea, el doctor pudo llevar a cabo la extracción sin problema, gracias a que el Kit estaba preparado para ello. El doctor también tomó una muestra de sangre de la mamá para cerciorarse de que todo estaba en orden y no había peligro ni para ella ni para Lucía. Inmediatamente, el papá informó de la buena noticia a la empresa y un responsable de ésta acudió inmediatamente al hospital a recoger la muestra para asegurarse de que todo estaba en orden y no hubiera ningún problema.
A continuación la muestra fue transportada con todas las medidas de seguridad pertinentes hasta el laboratorio, en el que sería evaluada mediante rigurosos test de calidad y poder comprobar si era válida para un posible futuro trasplante, es decir, determinar que contenía el número de células madre adecuado, y descartar que existiera algún tipo de contaminación.
Mientras, los padres ya se habían llevado a casa a su pequeña Lucía mientras la empresa permanecía en contacto con ellos para informarles que el proceso marchaba con toda normalidad. Después de un mes, por fin recibieron en su casa una carta en la que se indicaba que la muestra era apta para trasplante y se había procedido a su congelación para que pudiera conservar todas sus propiedades durante muchos años. Como la muestra era correcta, recibieron un certificado en el que se informaba de que entraba en la categoría de medicamento, es decir el certificado GMP.
Por fin había terminado todo el proceso, y lo mejor de todo, tendrían una posibilidad adicional en el caso de que a la pequeña Lucía le pudiera surgir algún contratiempo. En los años siguientes, el contacto entre la empresa y los padres nunca se perdería, ya que un vínculo así, implica una relación para toda la vida y no un proceso que pueda quedar en el olvido…
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