En la actualidad, la conservación de sangre de cordón umbilical es una actividad que está en auge, tanto a nivel privado como público. Esto es debido a que está ampliamente demostrado que las células madre de cordón umbilical son mucho más efectivas y fáciles de obtener que las células madre de la médula ósea. Otra ventaja es su fácil conservación, que no pierden sus características con los años y que permiten un mayor grado de incompatibilidad entre donante y receptor que las de médula ósea (hasta un 50%), con lo que la tasa de mortalidad debida a la enfermedad de injerto contra huésped es mucho menor.

Este interés en la sangre de cordón umbilical ha despertado un debate entre la conservación a nivel privado y a nivel público. La segunda opción está considerada como altruista, ya que consiste en una donación para cualquier persona que pueda necesitar la muestra, y por ello existe cierta tendencia a “malignizar” a aquellas personas que deciden conservarla para sus familias. Esto es injusto y no tiene razón de ser, ya que ambas opciones tienen objetivos diferentes y por lo tanto pueden y deben co-existir en nuestro sistema sanitario, apoyándose y complementándose (al igual que lo hacen la sanidad pública y la privada).

Otra de las objeciones que se plantean a la hora de conservar en un banco privado es que mucha gente piensa erróneamente que las probabilidades de uso de la sangre serán muy pequeñas, ya que únicamente estaría destinada a un uso propio, por lo que supone una pérdida de dinero. Pero esto no es así, ya que no se tiene en cuenta que la sangre guardada en un banco privado podría aplicarse también en un familiar compatible, presentando un gran número de ventajas en cuanto a la probabilidad de uso, los resultados del trasplante y la supervivencia.

En los trasplantes realizados con sangre autóloga (propia) no existe riesgo de incompatibilidad, ya que al tratarse de la propia sangre, el sistema inmune no la reconoce como extraña y por tanto se evita el rechazo en el paciente, que evolucionará favorablemente. Por lo tanto, las células madre de la sangre de cordón umbilical son útiles en trasplante hematopoyético autólogo, pero su mayor beneficio en trasplante hematopoyético es en los trasplantes emparentados (hermanos o padres), siendo la opción clínica más deseada, ya que la supervivencia al año del trasplante en estos casos es 63% versus sólo el 29% en trasplantes no emparentados. Se han realizado muchos trasplantes con éxito a niños utilizando la sangre de cordón umbilical de sus hermanos, y aunque no está asegurada la compatibilidad, la probabilidad será mucho mayor si se trata de un familiar con un código genético similar a si el donante es un desconocido sin ningún parentesco.

Aunque lo cierto es que la aplicación de sangre de cordón umbilical en trasplantes emparentados va más allá del uso en enfermedades malignas. Por ejemplo, cientos de pacientes con talasemia se han curado mediante un trasplante alogénico, en la mayoría de los casos usando células de donantes HLA idénticos.

Además, los nuevos tipos de células madre no-hematopoyéticas encontrados en la sangre del cordón (por ejemplo las mesenquimales), presentan un elevado potencial en medicina regenerativa. Estas terapias incluyen aplicaciones ortopédicas, cardiacas, en diabetes y sistema nervioso central. Pero, no todas las células mesenquimales son iguales. Varios estudios han mostrado que las células mesenquimales presentes en la sangre del cordón umbilical tienen un grado de prendimiento y una plasticidad muchísimo mayor que las que se pueden obtener más adelante de la médula ósea. Además, presentan diferentes patrones de expresión génica.

Ante tanta evidencia científica que apoya la conservación privada de sangre del cordón umbilical, no hay duda de que existen razones de peso para que los padres consideren seriamente la oportunidad de conservarla al nacer, bien sea para posible uso del propio niño o de su familia inmediata.

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