Los trasplantes tempranos de células madre no mejoran la supervivencia general de los pacientes de alto riesgo de linfoma no Hodgkin agresivo, pero podría resultar beneficioso para un pequeño grupo de pacientes con el riesgo más elevado, según un estudio reciente.

El linfoma no Hodgkin es un cáncer de los glóbulos blancos (linfocitos). Unos ganglios linfáticos de mayor tamaño de lo normal y la fiebre son síntomas comunes.

Muchos pacientes de este tipo de cáncer recaen tras someterse a la quimioterapia y necesitan un trasplante autólogo de células madre. En ese procedimiento, se extraen células madre del propio paciente y luego reciben quimioterapia y/o radioterapia de dosis alta. Tras la quimioterapia, las células madre del paciente se reinsertan para ayudar a recuperar el número de células sanguíneas del organismo.

Este estudio de 397 pacientes de EE. UU. y Canadá observó si administrar a los pacientes un trasplante de células madre antes de la recaída mejoraría sus probabilidades de supervivencia. Los pacientes, que tenían un riesgo de recaída alto-intermedio o alto, se asignaron al azar a recibir un trasplante temprano de células madre o a un “grupo de control” que recibió tres ciclos adicionales de un régimen de quimioterapia con cinco medicamentos.

Tras dos años, el 69 por ciento de los del grupo de trasplante temprano no mostraban avance de la enfermedad, frente al 55 por ciento de los del grupo de control. Sin embargo, ambos grupos tuvieron tasas similares de supervivencia: el 74 por ciento del grupo de trasplante temprano y el 71 por ciento del grupo de control, halló el estudio.

Probablemente esto se deba a que a los pacientes en el grupo de control que recayeron luego se les ofreció un trasplante de células madre, según el Dr. Patrick Stiff, director del Centro Oncológico Cardenal Bernardin de la Universidad de Loyola, y colegas.

El trasplante de células madre no mejoró la supervivencia general en todo el grupo de pacientes de riesgo alto y riesgo intermedio alto, anotaron los autores del estudio en un comunicado de prensa de la Loyola. Sin embargo, sí pareció beneficiar a un grupo de pacientes en alto riesgo. Entre esos pacientes, la tasa de supervivencia a los dos años fue del 82 por ciento en el grupo de trasplante y del 64 por ciento en el grupo de control, según el informe, que aparece en la edición del 31 de octubre de la revista New England Journal of Medicine.

“El trasplante temprano y el trasplante tardío parecen ser métodos más o menos equivalentes en el tratamiento de los grupos de riesgo combinado”, concluyeron los investigadores. Sin embargo, “el trasplante temprano parece ser beneficioso para el pequeño grupo de pacientes que presentan una enfermedad de alto riesgo”, añadieron los autores.

Se espera que los hallazgos “provoquen conversaciones entre esos pacientes y sus médicos respecto a la factibilidad de realizar trasplantes tempranos”, señaló Stiff en el comunicado de prensa.

Fuente: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_142103.html