El Día Mundial de la Diabetes se celebra cada año el 14 de noviembre con el objetivo de concienciar e informar a la población sobre la diabetes y sus complicaciones asociadas, mejorar la calidad de vida de los pacientes y frenar el incremento de la prevalencia de una enfermedad cuyas tasas de morbilidad y mortalidad aumentan de forma vertiginosa en todo el mundo.

La Diabetes es una enfermedad más común de lo que pensamos: factores como la herencia y una vida sedentaria con la mala alimentación como estandarte, pueden ser decisivos a la hora de desarrollarla. Sus efectos, en casos extremos, pueden ir desde la ceguera hasta el derrame cerebral pasando por ataques al corazón. El tratamiento habitual de la enfermedad es inyectar, de forma más o menos constante, la insulina que el páncreas no puede fabricar por sí mismo.

Actualmente hay 371 millones de personas que viven con diabetes. Se espera que 500 millones de personas vivan con diabetes para 2030. La diabetes y sus complicaciones son en buena medida prevenibles y existen intervenciones asequibles y probadas disponibles.

El diagnóstico de la diabetes afecta a muchas familias de forma completamente inesperada: shock, miedo e impotencia suelen ser los primeros sentimientos de los padres. Aunque los niños con Diabetes Tipo 1 pueden vivir hoy en día con bastante “normalidad”, las mediciones de glucosa en sangre y las inyecciones de insulina siguen formando parte de la cotidianeidad de la diabetes. A largo plazo un aumento de glucosa en sangre puede provocar además daños en vasos sanguíneos en ojos y riñones, y también daños neurológicos.

Para modificar esta situación, los investigadores trabajan con entrega y urgencia sobre posibilidades terapéuticas alternativas. Son varios los ensayos clínicos que se están llevando a cabo en el mundo. Cabe destacar los llevados a cabo la Universidad de Florida y la de Sao Paulo en diabetes tipo 1, que han rendido prometedores resultados.

Nuestro grupo, Vita 34, está llevando a cabo un estudio en la Universidad Técnica de Munich, para tratar a niños con Diabetes Tipo1, con la sangre de su propio cordón umbilical. El objetivo es conseguir con el tratamiento de células madre una normalización significativa de los valores de glucosa en sangre.

Algunos de estos ensayos han demostrado que tras un trasplante autólogo, en pacientes diagnosticados recientemente de diabetes tipo 1, los niveles de péptido-C aumentan significativamente y la mayoría de los pacientes logran la independencia a la insulina con un buen control de la glucemia.

Hasta la fecha son ya 25 las unidades de sangre de cordón umbilical que nuestro Banco ha liberado para trasplante de células madre. Este dato es muy importante, puesto que es la más concreta evidencia práctica de la utilidad de las células madre que conservamos y de la calidad de nuestros procesos.

Más información: http://www.fundaciondiabetes.org/diamundial/queEs.asp