Como publica “ abc.es ”, hace dos años se abrió una nueva etapa dentro de la medicina regenerativa, disciplina que busca fórmulas para reparar los órganos dañados del organismo humano, gracias a la implantación en un paciente de tejido de retina fabricado en el laboratorio a partir de una pequeña muestra de su piel.

Este trasplante, llevado a cabo por científicos del Instituto Riken de Japón, era el primero que se realizaba con el fin de curar la degeneración macular y además, era la primera vez que se probaba en humanos un implante fabricado con células iPS.

Este grupo de investigadores generaron células madre iPS, con capacidad para convertirse en cualquier tejido, y obtener así la nueva retina. Más tarde, con ese tejido reemplazaron quirúrgicamente parte de la mácula lútea, principal capa fotorreceptora de la retina. En esta ocasión la paciente tenía 70 años y degeneración macular asociada a la edad, principal causa de ceguera entre la población mundia l.

Shinya Yamanaka, “padre” de esta técnica recibió en 2012 el premio Nobel de Medicina. Demostró que insertando unos cuantos genes podía transformar una célula de la piel en una que se comportara como si fuera embrionaria. Este nuevo tipo celular, al que llamó iPS, fue el punto de partida para generar en el laboratorio neuronas, células musculares, cardiacas, etc. con el objetivo de reparar cualquier órgano dañado y tratar enfermedades incurables. Las células iPS se convirtieron en la alternativa ética de las células madre de embriones, las únicas hasta la fecha que poseían la capacidad para transformarse en cualquier tipo celular.

Los médicos del Instituto Riken de Japón, fueron los encargados de demostrar que esta técnica funciona y es segura para los enfermos. Una paciente con degeneración macular, fue la primera de los seis voluntarios que se sometió a este ensayo clínico que podría significar un antes y un después en el tratamiento de la ceguera y en la historia de la medicina personalizada.

Los médicos llevan controlando a la paciente durante dos años y la vigilarán dos años más, para que, en el caso de desarrollar células malignas puedan eliminarlas con un tratamiento de láser.

Como explican los investigadores, con este ensayo pretenden demostrar que el proceso es seguro, pues la paciente ya había perdido la mayor parte de sus células responsables de la visión y el trasplante sólo permitiría una ligera mejoría de la vista o ralentizar su pérdida.

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Fuente e información: http://bit.ly/trasplante-retina