Científicos del ‘Kings College London’, en Reino Unido, han identificado las propiedades únicas de dos tipos diferentes de células en la piel, conocidas como fibroblastos, que son necesarias para el crecimiento del cabello y la reparación de heridas de la piel. La investigación, publicada en ‘Nature’, podría allanar el camino para tratamientos destinados a la reparación de la piel lesionada y reducir el impacto del envejecimiento en la función de la piel.
Los fibroblastos son un tipo de célula que se encuentra en el tejido conectivo de los órganos del cuerpo, donde se producen las proteínas como el colágeno. Se cree de forma generalizada que todos los fibroblastos son el mismo tipo de células, pero este estudio realizado en ratones indica que hay al menos dos tipos distintos de fibroblastos en la piel: los de la capa superior del tejido conectivo, requeridos para la formación de los folículos pilosos, y los de la capa inferior, que son responsables de la fabricación de la mayoría de las fibras de colágeno de la piel y para iniciar la reparación de la piel dañada.
La investigación encontró que la cantidad de estos fibroblastos se puede aumentar por las señales de la epidermis suprayacente y que un incremento en los fibroblastos en la capa superior de la piel resulta en la formación de folículos pilosos durante la cicatrización de heridas, lo que podría a conducir a mejores tratamientos para reducir las cicatrices.
La profesora Fiona Watt, autora principal y directora del Centro de Células Madre y Medicina Regenerativa del ‘Kings College London’, explica: “Los cambios en el grosor y la composición de la piel a medida que envejecemos hacen que la piel vieja sea más propenso a las lesiones y tarda más tiempo en sanar. Es posible que esto refleja una pérdida de fibroblastos dérmicos superiores y, por lo tanto, puede ser posible restaurar la elasticidad de la piel mediante la búsqueda de formas de estimular el crecimiento de estas células. Este enfoque también puede estimular el crecimiento del cabello y reducir las cicatrices”.
No obstante, los investigadores subrayan que se requieren ensayos clínicos para examinar la eficacia de la inyección de diferentes tipos de fibroblastos en la piel de los seres humanos.
“Estos resultados son un paso importante en nuestra comprensión de cómo se repara la piel después de una lesión y cómo ese proceso se vuelve menos eficiente a medida que envejecemos. Los conocimientos obtenidos de este trabajo tendrán amplias implicaciones de largo alcance en el ámbito de la regeneración de los tejidos y tienen el potencial de transformar las vidas de los pacientes que han sufrido quemaduras graves y traumas”, concluye el director del Programa de Medicina Regenerativa en el Centro de Medicina Regenerativa, Pablo Colville-Nash.
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