Es importante plantearse la prevención de cualquier enfermedad, incluso antes del nacimiento del niño

El mes de septiembre es, para la mayoría de los niños, un sinónimo de pesadilla. Deben decir adiós a los bañadores y a las mañanas viendo los dibujos para darle la bienvenida a los libros y los días interminables en el colegio.

Ante esta llegada, los padres no sólo deben preparar todo el material escolar, los uniformes y cuadrar horarios, sino que también deben prevenir a los pequeños sobre una serie de enfermedades o dolencias que se dan con frecuencia durante la época escolar.

Entre las más comunes, se encuentran  las contagiosas tipo resfriados, gripes, gastronteritis e incluso piojos. Ya se sabe que los niños comparten los juguetes, las toallas, los pañuelos, los cepillos…sin darse cuenta que en estos pequeños objetos hay un mundo de bacterias que hacen que enfermen. Por ello es importante intentar hacerles entender que se deben seguir una serie de normas que deben convertirse en hábitos para ayudar en la prevención. Por ejemplo, es muy importante que tengan sentido de la higiene (especialmente antes de las comidas), que sepan que hay algunas cosas personales que no se pueden compartir, que no deben llevarse a la boca cualquier objeto…

Otro tipo de enfermedades que también se suelen dar y que afectan a los niños un poco mayores, son los dolores de espalda. Uno de los grandes problemas son las cargadas mochilas con las que deben acudir todos los días al colegio: una cantidad de libros considerable y de gran tamaño, sin contar con los cuadernos de cada asignatura y el material como el estuche o las pinturas. Son los platos con los que deben lidiar cada día, llevando peso que sería inadecuado incluso para una persona adulta. Cómo impedir que los niños lleven tanto peso es imposible, lo que se puede hacer es intentar repartirlo en mochilas adecuadas que puedan equilibrar el peso en ambos hombros, el que hagan ejercicio y que adopten posturas adecuadas tanto si están de pie como si están sentados.

Respecto al grupo de enfermedades, no se deben olvidar otras que aunque sean mucho menos frecuentes, son también más peligrosas y de difícil prevención. Por eso, ante la preocupación que tienen los padres sobre la salud de su hijo tanto durante el embarazo como esta serie de precauciones que se tienen en cuenta cuando va a comenzar el colegio, no se debe descartar la idea de estar prevenidos ante otro tipo de enfermedades como la diabetes o la leucemia. Es cierto que ningún padre quiere ni siquiera plantearse la idea de que su hijo pueda padecerlas en el futuro, pero cómo se suele decir: “Más vale prevenir que curar”.

Ello requiere tomar la decisión de dar un gran paso: conservar las células madre de cordón umbilical como medida de protección. Si educamos a nuestros hijos para que se laven las manos antes de comer para impedir que se pueda contagiar por algún virus, también nos podemos plantear otro “seguro” de cara al futuro por si por el camino encontramos obstáculos indeseados.

Tenemos medicamentos para prevenir casi cualquier tipo de enfermedad. La posibilidad de que la propia sangre sea un medicamento capaz de salvar vidas es un paso adelante y una opción que merece la pena plantearse. El número de curaciones gracias a las terapias con células madre va en aumento gracias a los avances en este campo.