Como publica “lainformacion”, un ensayo clínico fase I-II aleatorizado desarrollado por especialistas de la Clínica Universidad de Navarra y del Complejo Universitario de Salamanca ha demostrado que la inyección intra-articular de células madre de médula ósea del propio paciente en dosis de 100 millones de unidades mejora los síntomas de la artrosis de rodilla.

Como ha detallado la Clínica Universidad de Navarra, en el ensayo clínico participaron pacientes de entre 40 y 80 años, con un grado de artrosis en la rodilla de moderado a severo (grado II a grado IV) y se comparó el tratamiento intraarticular con células mesenquimales de médula ósea del propio paciente a dos dosis diferentes frente al tratamiento estándar sin células.

El tratamiento con células mesenquimales con la dosis más elevada de células mostró, 12 meses después, una mejora del dolor y menor limitación para las actividades diarias.

La artrosis se caracteriza generalmente por el deterioro progresivo del cartílago articular, provocando una inflamación de las estructuras que rodean la rodilla y una reacción del hueso por debajo del cartílago. El desgaste progresivo del cartílago provoca dolor mecánico y rigidez, dos factores que influyen en la disminución gradual de la función articular. Es una enfermedad progresiva e incurable y está asociada, en la mayoría de ocasiones, al envejecimiento.

Tres grupos de pacientes

Un total de 30 pacientes con artrosis de rodilla se dividieron aleatoriamente en tres grupos. Al primero (grupo control) se le infiltró ácido hialurónico, uno de los tratamientos más utilizados en estos casos. Al segundo se le administró la misma dosis de ácido hialurónico y una dosis de 10 millones de células madre mesenquimales, obtenidas de la médula ósea del propio paciente y cultivadas en condiciones GMP (certificación internacional de prácticas de correcta producción). El tercer grupo recibió ácido hialurónico y una dosis de 100 millones de células madre cultivadas.

Como explica el doctor Lamo de Espinosa, “las células madre mesenquimales se obtienen mediante biopsia de la médula ósea del propio paciente. Tras un proceso de centrifugado, se consigue una reducida cantidad de células progenitoras que se cultivan y multiplican en el Laboratorio GMP de Terapia Celular situado en el mismo edificio, donde posteriormente son inyectadas en la rodilla”.

El uso de las células madre en combinación con ácido hialurónico es uno de los aspectos pioneros de este ensayo clínico, igual que la comparación entre las dos dosis diferentes de células administradas y la elevada dosis utilizada sin eventos adversos.

Comparativa de dosis y escalas de medición

Los expertos realizaron un exhaustivo seguimiento a los tres grupos a las 24 horas de recibir el tratamiento, a la semana, al mes, a los 3 meses, 6 meses y al año. Este seguimiento consistió en una exploración física y escalas propias de la artrosis de rodilla para evaluar el dolor, la función de la rodilla y la influencia de la enfermedad en actividades de la vida diaria, ocio y deporte. Por último, completaron el estudio mediante una valoración por imagen de la rodilla a través de una radiografía y secuencias de resonancia magnética centradas en evaluar el cartílago y que se realizaron antes del tratamiento, a los 6 meses y al año.

Además, cada paciente se sometió a un estudio del dolor mediante escalas clínicas para analizar el dolor, rigidez y capacidad funcional para desarrollar actividades de la vida diaria. Para poder medir el dolor utilizaron la escala analógica visual (VAS) y la escala específica para valorar la capacidad funcional de la articulación en pacientes con artrosis (WOMAC).

Tras analizar los resultados, el doctor Lamo de Espinosa observó que “los pacientes con ácido hialurónico volvían pronto, con el paso de los meses, a la situación previa de dolor, mientras que el grupo con cien millones de células se encontraba mejor a medida que pasaban los meses, de forma que al final del seguimiento (al año de la administración del tratamiento) mostraban las mayores diferencias respecto a los otros dos grupos”.

Los expertos comprobaron que, “cuanto más se reducía el dolor, el paciente era capaz de extender y flexionar más la rodilla y, por tanto, de mejorar la función de la articulación”. Aunque la diferencia en grados no era elevada, “debemos tener en cuenta que la imposibilidad de extender la rodilla (poner recta la pierna durante la marcha), por pocos grados que falten, puede limitar y producir cojera que en muchos casos mejora al disminuir la inflamación asociada, causa del dolor”.

Efecto antiinflamatorio

El doctor Lamo de Espinosa, explica que el efecto antiinflamatorio de las células mesenquimales provocó esa reducción o pérdida del dolor, que es, el motivo principal por el que el paciente acude a consulta. “Aunque la artrosis de rodilla no se encuadre de manera clásica dentro de las enfermedades inflamatorias, sabemos que cursa con inflamación de la cápsula que recubre la articulación (sinovitis)”.

Un 50% de los pacientes estudiados sufrían artrosis grado 4 (grado máximo), por lo que “presentaban grandes extensiones de la rodilla sin cartílago”. “En estos casos la regeneración no es un objetivo razonable”. “Las células no se comportan como semillas que ponemos en un campo y florecen para dar lugar al cartílago. Las células madre actúan como el agua cuando regamos un terreno. Si no hay células de cartílago, cosa que ocurre en grados avanzados de la artrosis, no es esperable que se forme cartílago”.

Las células se mostraron especialmente eficaces en su capacidad antiinflamatoria más que en la regenerativa. “La artrosis no es solo una enfermedad del cartílago. Es un proceso degenerativo más complejo, con más estructuras implicadas, de forma que pacientes con menos artrosis en una radiografía pueden presentar más dolor que otros con mayor grado de artrosis”.

Actualmente, los investigadores siguen trabajando en esta línea con el inicio de un segundo ensayo clínico fase II, en el que han sustituido el ácido hialurónico por plasma rico en plaqueta
s eliminando la dosis de 10 millones de unidades celulares. “Estos resultados abren el camino para un futuro estudio en fase III en una muestra superior de pacientes”.

El equipo de la Clínica Universidad de Navarra ha sido liderado por los doctores José María Lamo de Espinosa y Gonzalo Mora, del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología, y por el Dr. Felipe Prósper, director del Área de Terapia Celular y co-director del Departamento de Hematología. En Salamanca, los doctores Blanco y Del Cañizo han sido los encargados de dirigir el estudio.

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Fuente e información: http://bit.ly/cm-artrosis