“Es la hora de adaptarse a una nueva vida”

Unos días después del parto, Marta y Pablo pudieron llevarse a los pequeños Alex y Lucía a casa. Casi no podían creer que pudieran tenerlos ya con ellos, parecía que todo lo anterior no había sido más que un sueño envuelto en una nebulosa, como si lo único importante fuera ese mágico momento.

Los primeros días en casa fueron difíciles, no sólo porque es un gran trabajo cuidar a dos recién nacidos, sino porque los veían tan pequeños y tan indefensos que tenían miedo de que se rompieran. – Pero… ¿Esto les irá bien?, ¿no les dolerá o les hará daño? – preguntaba Marta a cada momento. A los pocos días del parto recibieron una llamada de Secuvita indicando que las muestras de sus pequeños estaban siendo sometidas a pruebas exhaustivas para poder comprobar si eran viables para un posible futuro trasplante y obtener así el certificado como medicamento. Por el momento habían pasado los controles preliminares y parecía que todo era correcto. No podían esperar más a recibir la noticia que habían estado esperando desde que habían decidido conservar la sangre del cordón umbilical de sus hijos.

Y llegó… en un mes ya tenían en su poder un certificado enviado desde Alemania y un documento firmado por los doctores, tanto de Vita 34 como de Secuvita, en el que se confirmaba la buena calidad de la sangre de cordón umbilical de los pequeños, que contenía un gran número de células madre que se iban a conservar como medicamento.

No podían estar más contentos al saber que, en caso de encontrarse con algún imprevisto indeseable por el camino, aún podrían subirse a un bote salvavidas. Todavía quedaban algunas incógnitas que debían resolver. Como por ejemplo, si una vez finalizado el trámite Secuvita seguiría en contacto con ellos, o se olvidarían; o incluso, qué ocurriría si la muestra se necesitara en un futuro (Dios no lo quisiera) … ¿qué pasaría de ahora en adelante?

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conservacion de sangre de cordon umbilical