Mantén al bebé fuera de la luz directa del sol: Busca siempre sombra, ya sea debajo de un árbol, sombrilla o toldo. Los bebés, sobre todo los menores de seis meses, no deberían exponerse a la luz del sol directa.
Vístelo con ropa fresca y tejidos naturales como el algodón que deja traspirar la piel. Además elige colores claros que reflejan la luz del sol y les mantiene mas fresquitos.
Evita las horas centrales del día para tomar el sol: Hay que evitar las horas centrales del día, entre las 11 y las 16, que es cuando los rayos caen de forma vertical y son más peligrosos.
Ponle gorro y camiseta para evitar los rayos directos del sol.
No te olvides de las gafas: Se aconseja que usen gafas de sol en las zonas en las que la radiación solar es más intensa, como las playas de arena blanca.
Mantener al bebé hidratado. Los bebés son más vulnerables a la deshidratación que los adultos dado que la proporción de agua en su cuerpo es mayor y su equilibrio más débil.
Extremar la precauciones de seguridad. El riesgo de ahogamientos
en verano es muy alto. No es por asustar a nadie, pero en verano hay que extremar las precauciones de seguridad en piscinas y en el mar. Los bebés no deben quedar sin vigilancia ni por un segundo.
Evitar intoxicaciones alimentarias. En verano es más frecuente sufrir una intoxicación alimentaria pues las bacterias proliferan con el calor. Asegúrate de que los alimentos no pierdan la cadena de frío. Si vas a la playa lleva siempre una neverita para mantener los alimentos frescos.
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