“Y entre tanto que tengo, no encuentro razón suficiente para olvidarme de ti” (Ricardo Arjona)

A principios del s.XX un científico llamado Emil Kraepelin comenzó a estudiar una dolencia que hacía que los enfermos que la padecían fueran perdiendo la memoria de forma progresiva. A estos estudios se unió Alois Alzheimer, denominando así una patología que hasta el día de hoy aún no se ha encontrado un tratamiento para ayudar a paliar la enfermedad.

La OMS estableció el 21 de septiembre como día mundial del Alzheimer, para tratar de concienciar de una enfermedad de la que poco se conoce, pero va ganando terreno en una sociedad cada vez más anciana y más afectada por esta dolencia. Al padecerla las personas mayores de 60 años, en un principio, estas pérdidas graduales de memoria eran achacadas a la madurez del cerebro, llegando a considerarla otra demencia más. Con el paso de los años y el aumento de los estudios sobre ella, se ha establecido que el desarrollo de la enfermedad se produce por la muerte de las células que llevan a cabo las tareas cerebrales ( neuronas ) y que esto hace que se pierda memoria, así como otro tipo de capacidades mentales, llegando el individuo, en su fase más avanzada, a no poder utilizar el servicio o comer solo.

Hasta el momento se desconocen las causas determinantes de la enfermedad, aunque lo que sí es seguro es que las probabilidades de padecerla son más altas por razones hereditarias. De todas formas, se pueden tomar algunas medidas para la prevención, como hacer ejercicio, la dieta mediterránea, tratar de desarrollar el intelecto y socializar. Pasos muy sencillos para no dejar que nuestro cerebro se apague.

Se están  llevando a cabo una serie de tratamientos para combatir la enfermedad que aún están en fase experimental. Por ejemplo, con vacunas o la administración de insulina como a los enfermos de diabetes. Frente a estos métodos, parece que el más efectivo o al menos es lo que se está demostrando de momento, es la aplicación de células madre. Consiste en inyectar al paciente en el cerebro células madre para intentar detener el deterioro cognitivo. A pesar de que aún no es un tratamiento estandarizado, parece que la solución puede estar no muy lejos, ya que las aplicaciones que se han hecho en seres humanos están dando buen resultado.

Uno de los experimentos más interesantes en este sentido es el que ha llevado a cabo un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv. Extrajeron células madre de la columna vertebral del propio paciente, generando así células que producen una proteína que ayuda a regenerar células en el cerebro y evitando la atrofia del mismo. Este tipo de tratamiento estaría destinado a pacientes con males degenerativos como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), Parkinson y Alzheimer. Después de haber aplicado una serie de pruebas con éxito en animales, se espera que de comienzo la aplicación en seres humanos en breve, tanto en Estados Unidos como en Israel.

Esperemos tener buenas noticias dentro de poco respecto a este tema, al menos parece que en menos de 10 años, los tratamientos contra el Alzheimer estarán disponibles para todos los pacientes que la padezcan.

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