Parece que el dolor que se sufre durante el infarto ayuda a recuperarse del mismo.

Investigadores de la universidad de Bristol, Inglaterra, han estudiado los efectos que se producen en el corazón tras un infarto, y los agentes que influyen en su posterior recuperación.

El dolor, pese a todas sus connotaciones negativas, también es una herramienta muy útil para reconocer rápidamente qué tenemos un problema, dónde se localiza, e incluso el tipo de fallo que se produce. Con esta premisa, y teniendo en cuenta la regeneración que realizan las células madre, se ha experimentado en ratones. El resultado ha sido bastante curioso: el dolor es el que envía señales a las celulas madre, responsables de la regeneración del órgano cardíaco, para que cumplan con su labor; de esta forma se favorece el desarrollo de nuevo tejido y la recuperación del paciente.

Las posibilidades de las células madre en medicina parecen no acabarse nunca. Por supuesto, aún queda un largo camino por recorrer para poder sacar conclusiones más puntuales, para averiguar cómo tratar el dolor del paciente sin que este tenga que sufrir, pero sin eliminar las posibilidades del dolor en la recuperación.

Recordemos que los estudios con células madre para la regeneración cardíaca se encuentran en pleno auge después de comprobar los resultados favorecedores que pueden tener este tipo de terapias en dolencias cardíacas.

Fuente: BBC Mundo.

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